Reducción de mama

Para someterse a una reducción mamaria no es necesario tener una talla específica en cuanto a copas o medidas. La decisión tiene que ver más con el impacto físico y emocional de unos pechos demasiado grandes en la vida de una persona. Las candidatas suelen experimentar problemas como dolor crónico, incomodidad, dificultad para encontrar ropa que les quede bien y limitaciones en las actividades físicas debido al tamaño de sus pechos. Una consulta con un cirujano plástico ayuda a determinar si la cirugía es adecuada en función de estos factores y de la salud y los objetivos generales de la persona.

El nivel de dolor experimentado durante la cirugía de reducción mamaria puede variar de una persona a otra. Inmediatamente después de la intervención, es habitual experimentar molestias, hinchazón y dolor, que pueden tratarse con analgésicos recetados por el cirujano. La mayoría de las pacientes afirman que los primeros días después de la intervención son los más incómodos, pero el dolor disminuye gradualmente a medida que avanza la cicatrización.

La edad óptima para la cirugía de reducción mamaria puede variar en función de las circunstancias y el desarrollo individuales. En general, es aconsejable que los senos estén completamente desarrollados antes de someterse a la intervención. En la mayoría de los casos, esto significa esperar hasta finales de la adolescencia o principios de la veintena.

No, normalmente no se pierden los pezones en una operación de reducción mamaria. Durante la intervención, los pezones suelen recolocarse en un lugar más alto y estéticamente más agradable en el montículo mamario reducido.

El tiempo de recuperación tras una intervención de reducción mamaria puede variar, pero en general la mayoría de las personas tardan entre 2 y 4 semanas en recuperarse totalmente. Durante este tiempo, es posible que experimente algunas molestias, hinchazón y hematomas. Su cirujano le dará instrucciones específicas de cuidados postoperatorios para ayudarle a controlar el dolor y favorecer la cicatrización. Es esencial seguir estas instrucciones al pie de la letra y acudir a las citas de seguimiento para garantizar un proceso de recuperación sin problemas.

En algunos casos, sí, el tejido mamario puede volver a crecer después de la intervención, sobre todo en mujeres jóvenes cuyos senos aún se están desarrollando, especialmente si tienen un tejido glandular importante. Diversos factores, como los cambios hormonales, las fluctuaciones de peso y el embarazo, pueden contribuir a ello.

El tamaño y la forma originales de su pecho influirán significativamente en el proceso de toma de decisiones, junto con factores como su altura, peso y proporciones corporales, que ayudan a determinar el tamaño que será proporcional a su cuerpo. Sin embargo, en general, las pacientes pueden esperar una disminución de al menos una o dos tallas de sujetador.

El peso de unos senos grandes y caídos puede provocar que la parte superior del pecho sea más bien plana y que una buena parte de los senos se sitúe en el centro o en la parte inferior de la pared torácica. Una operación de reducción mamaria suele requerir la reorganización del tejido mamario, lo que producirá un efecto de autoaumento, que dará lugar a una forma más elevada tras la intervención. La mayoría de las pacientes quedan muy satisfechas con este efecto y se sienten muy bien consigo mismas.

Reposo y recuperación. Después de la operación tendrá hinchazón, por lo que deberá llevar un sujetador suave durante 6-8 semanas para facilitar el proceso de cicatrización y reducir el dolor y las molestias. Asegúrese de que el sujetador no tenga aros, ya que de lo contrario resultará bastante incómodo y presionará las heridas en el pliegue del pecho.